En realidad, no hay más que leer la definición tradicional de GPC: "Las Guías de Práctica Clínica (GPC) son un conjunto de "recomendaciones desarrolladas de forma sistemática para ayudar a profesionales y a pacientes a tomar decisiones sobre la atención sanitaria más apropiada, y a seleccionar las opciones diagnósticas o terapéuticas más adecuadas a la hora de abordar un problema de salud o una condición clínica específica".
El subrayado en negro es fundamental. La expresión "guía de práctica clínica" debiera reservarse para aquellos documentos elaborados conforme a un procedimiento estructurado que asegure su calidad mediante la adopción de una metodología sistemática basada en las mejores pruebas científicas disponibles.
En el ámbito anglosajón, instituciones como NICE o SIGN disponen de manuales metodológicos que, de forma clara, explican los pasos a seguir por parte de los organismos promotores de GPC.
En España es mucho y bueno lo que se ha avanzado en el campo de los manuales metodológicos para el desarrollo de GPC. Guiasalud publicó en 2007 (y actualizó en 2008) un Manual Metodológico para Elaboración de Guías de Práctica Clínica en el Sistema Nacional de Salud.
Está en proceso de elaboración un manual de implementación de guías, fundamental también para que estos documentos no queden, tras su elaboración, olvidados en una estantería. Una GPC correctamente elaborada que luego no se implementa supone una pérdida de tiempo y recursos, tanto humanos como económicos.
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