Duelo, del latín dolus, significa dolor. Dolor, duelo, es la experiencia que vivimos ante una pérdida. Y son muchas las pérdidas que experimentamos a lo largo de nuestra vida, muchos los procesos deduelo por los que pasamos, procesos naturales, normales en nuestra evolución, adaptativos... Sin embargo, de entre las experiencias depérdida que podemos vivir a lo largo de nuestra historia hay una que es especialmente difícil, una que suele desencadenar una crisis vital para la persona que la vive y que, en muchos casos, se convierte en la experiencia más desoladora, más trágica, más dolorosa, que alguien sufre a lo largo de su vida. Perder a alguien a quien hemos querido pone en marcha un proceso interno en el que a través de un camino sembrado de dolor hemos de ir reconstruyendo lo que se nos ha roto dentro, hemos de reconstruir lo que se ha roto fuera y hemos de hacerlo sin planos, sin objetivos fijos y claros, sin saber lo que emergerá de nosotros y de lo que nos rodea después de atravesar lentamente y con mucho esfuerzo un sendero tortuoso, desconocido, solitario.

Muchos factores intervienen en el proceso de elaboración de este dolor, en el proceso de duelo. Factores como las circunstancias en que se produjo la muerte, como la relación que el doliente tenía con el fallecido, aspectos como la personalidad del doliente o las circunstancias sociales, culturales o económicas que rodean a la experiencia influirán en el camino que cada persona va a tomar. Un camino que ha de hacerse solo, porque el duelo es una experiencia individual, personal, única. No hay dos duelos iguales porque no hay dos personas iguales. Pero un camino en el que uno no está solo ya que la experiencia de pérdida es única pero no exclusiva, pierde el progresión de la enfermedad permite también incorporar la muerte en la vida, da lugar a que se hable más de ella en este tiempo y se la reconozca como un fenómeno natural en el que es posible intervenir
con resultados muy positivos para la solidez familiar. Todas las familias cambian con un enfermo en casa, haber participado en sus cuidados une más a la familia.
La Sociedad Vasca de Cuidados Paliativos (SOVPAL) que trabaja desde 1992 para mejorar la situación del paciente en fase terminal y atender a su familia durante la enfermedad y en el duelo, y la Fundación Paliativos sin Fronteras, fundada en 2006, han considerado conveniente editar este libro sobre El acompañamiento en el proceso del duelo para resaltar lo que se puede hacer para mejorar las condiciones de las familias y de las personas que lo sufren y revisar las novedades recientes que favorecen su comprensión y tratamiento.
Comparten la idea de que es un deber social trabajar con otras asociaciones para hacer más soportable la situación de los dolientes.
El duelo “que es el precio que se debe pagar por haber amado”, puede ser aliviado por un adecuado trabajo de apoyo social y profesional.
Esperamos que este libro sirva para el desarrollo de un programa de solidaridad con los que sufren el duelo por una pérdida y para que los lectores encuentren elementos que contribuyan a dar más significado y sentido a su presente. La experiencia de la consciencia de la muerte posibilita la experiencia de una mayor y mejor consciencia de la vida.

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