La salud mental ha estado oculta
tras una cortina de estigma y discriminación durante largo tiempo. Ha llegado
la hora de que salga a la luz. La magnitud, el sufrimiento y la carga en
términos de discapacidad y costos para los individuos, las familias y las
sociedades son abrumadores. En los últimos años el mundo se ha tornado más
consciente de la enorme carga y el potencial que existe para hacer progresos en
salud mental. En efecto, podemos lograr un cambio usando el conocimiento que
está presto a ser aplicado.
Necesitamos invertir
sustancialmente más en salud mental - y debemos hacerlo ahora.
¿Qué tipos de inversión?
Inversión financiera y en
recursos humanos. Una proporción mayor de los presupuestos nacionales debe ser
asignada para desarrollar una adecuada infraestructura y servicios.
Simultáneamente, más recursos humanos son requeridos para proveer la atención y
el cuidado que necesitan aquellos que sufren trastornos mentales y para
proteger y promover la salud mental. Los países, especialmente aquellos con
recursos limitados, necesitan establecer políticas, planes e iniciativas
definidas a fin de promover y apoyar la salud mental.
¿Quién debe invertir? Todos
nosotros, los que estamos interesados en la salud y el desarrollo de los
pueblos y comunidades. Esto incluye las organizaciones internacionales,
agencias de apoyo al desarrollo, fundaciones y corporaciones, el mundo de los
negocios y los gobiernos.
¿Qué podemos esperar de estas
inversiones?
La provisión de servicios que se
requieren hoy y no existen aún, atención y apoyo en proporciones mayores
destinados a los casi 450 millones de personas que sufren de trastornos
mentales comparado con lo que reciben actualmente. Esto implica: servicios más
efectivos y humanos, atención que permita prevenir la discapacidad crónica y la
mortalidad prematura; y un apoyo que les permita alcanzar una vida más sana y
más rica - una vida vivida con dignidad.
Podemos esperar también
beneficios financieros como resultado de una mayor productividad y costos
menores por la enfermedad y el cuidado, adémas de ahorros de costos asumidos
por otros sectores.
Esta inversión resultará en
individuos y comunidades con mayor capacidad para evitar o afrontar el estrés y
conflictos que son parte de la vida diaria, y, como resultado, llegarán a
disfrutar de una mejor calidad de vida y de mejor salud.